Droguería Abascal. Plaza del Mercado 2 y calle Cervantes 9

Droguería Abascal, Plaza del Mercado 2 y calle Cervantes 9; actual farmacia Rubio Abascal, calle de San Fernando. 


Tal y como hemos visto en varios artículos de este blog y de nuestro reciente libro "Comercios Históricos de Valencia" varias calles de la ciudad se caracterizaron por la concentración en ellas de un determinado tipo de tiendas o actividades económicas, lo que las definió por su especialización comercial. A pesar de la competencia la concentración de un tipo de comercio en un espacio concreto representaba una ventaja para sus propietarios pues convertía a la zona en punto de referencia y de paso obligado para los clientes interesados en los productos que allí se vendiesen.

Droguería Abascal y Compañía.
Un aspecto poco comentado respecto a la popular plaza del Mercado de Valencia lo representa precisamente que este espacio urbano representó uno de esos puntos de concentración de comercio especializado, pero no  solo y como cabría esperar por su condición de sede del mercado público sino porque desde la segunda mitad del siglo XIX y parte del siglo XX la plaza fue espacio especializado en un comercio bien diferente al de alimentación: la venta de droguería y productos químicos de limpieza y aseo en general.

Tanto era así que en algunos momentos era posible encontrar en ciertos lugares de la plaza establecimientos de droguería alineados casi puerta con puerta. A modo de ejemplo, en 1886 encontramos: 

- En el nº 6 la droguería de los hermanos Daudén y Compañía.
- En el 63-64 la de Aloy Clavero.
- En el 67 la de Pedro Salvador.
- En el 70-71 la de Blas Cuesta, incluida en la selección del libro "Comercios Históricos de Valencia".
- En el 72 la droguería de la viuda de Añón.
- En el 75 el almacén de droguería al por mayor de José Antonio Martínez y Compañía.
- En el 76 el despacho de venta al por menor del mencionado José Antonio Martínez y Compañía.

Será en ese número 67 que ocupaba la droguería de Pedro Salvador donde en 1887 o acaso en los primeros meses de 1888 se establezca la sociedad Abascal Igual y Compañía, continuadora de las actividades que Pedro Salvador desarrollaba desde hacía años.

La adquisición de este establecimiento minorista no era sino el primer paso en un lento proceso de expansión que se prolongó durante cerca de cuatro décadas. Establecidos sólidamente en la plaza del Mercado durante más de una década hay que esperar a 1902 (o acaso a los inicios de 1903) año en el que el negocio adquiere nuevo impulso con la apertura de una segunda sede destinada al comercio mayorista en la calle Cervantes 9. Abascal y Compañía buscaba de esta forma nuevos espacios urbanos para expandir su actividad, beneficiándose con gran probabilidad de que un menor coste de arrendamiento les permitiese disfrutar a precio asequible de un local adecuado para el desempeño como almacén y punto de venta mayorista.

Membrete de factura del almacén de droguería de José Rubió Abascal en 1937
Durante las dos décadas posteriores el negocio mantuvo ambas sedes sujetas a cambios de dirección (pero no de localización física) a resultas de diversos avatares urbanos.Así el de la plaza del Mercado tuvo por dirección "Guerrillero Romeu"  a resultas de los cambios en las denominaciones de callejero y el de Cervantes, inicialmente en el número 9 fue renumerado al 11 de la misma calle.

A finales del siglo XIX y principios del XX a menudo solo una fina línea diferenciaba a las farmacias de las droguerías pues estas últimas especializadas en la venta de químicos vendían a menudo preparados farmacéuticos o "drogas" tal y como eran conocidos en su tiempo aunque hoy tal acepción anda en desuso pues por droga se conoce hoy a compuestos químicos harto menos beneficiosos para la salud. Es por ello que a lo largo del tiempo algunas droguerías se reconvirtieron en farmacias o que alguna, tal es el caso de la de Blas Cuesta, trabase sociedad con una farmacia.

Abascal vendía preparados farmacéuticos ya preelaborados pues la preparación de medicamentos al momento quedaba estrictamente en manos de farmacéuticos con la adecuada formación. De este modo las driguerías y la de Abascal y Compañía entre ellas eran una suerte de antecedente (salvando las distancias) de las actuales parafarmacias. Más allá de los medicamentos preparados Abascal vendía también productos químicos para su uso en farmacopea y finalmente los productos de limpieza e higiene propios de una droguería entre los que se esforzaba en destacar su "gran surtido de esponjas".

En los años veinte José Rubió Abascal tomó el control del negocio de la plaza del Mercado, que resultó intervenido por la C.N.T y la U.G.T durante la Guerra Civil, en tanto el almacén de la calle Cervantes pasaba a manos de José Rubio Mir. Bajo la dirección de Rubio Abascal la antigua droguería acabaría durante la posguerra reconvertida en farmacia, haciendo honor a la antigua vocación farmacéutica del comercio para dar lugar a la conocida farmacia Rubio Abascal de la calle de San Fernando.



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