Sombreros Roca. Plaza de la Reina, 11 y otras direcciones.

Sombreros Roca. Plaza de la Reina, 11 y otras direcciones.


Aunque hoy se encuentra en desuso, casi reducido al papel de mero complemento de moda para usos puntuales o folklóricos, el uso del sombrero fue habitual en el pasado y pieza que no podía faltar en la vestimenta de paseo de cualquier caballero distinguido. Pero el afán por cubrirse la cabeza para resguardarse de los rigores del sol o del frío alcanzaba a todas las clases sociales y no se restringía a los eventos y avatares de la vida social, sino que alcanzaba también el ámbito laboral: si los distinguidos y caros sombreros eran la marca de distinción de una élite económica, la gorra era una prenda omnipresente entre las clases trabajadoras.

PLaza de la Reina con Santa Catalina en segundo plano. A la derecha de la imagen, Sombreros Roca. Fuente: foro Remember Valencia.
Así las cosas las gorrerías y sombrererías proliferaban y formaban parte de un paisaje comercial urbano del que hoy prácticamente han desaparecido. Muchas de ellas eran negocios duales formados por una tienda y una fábrica dedicada a la confección del género que abastecía a la tienda y a otros comercios del ramo. Algunas de estas fábricas se especializaron en tipos muy concretos y de ellas hemos visto en el blog ya algunos ejemplos tales como Settier, especializado en sombreros de paja o las gorras Sirep, marca producida por la fabrica de gorras Peris en tanto otras firmas tenían una orientación más generalista.

Valencia tenía tradición sombrerera, una actividad inocua si se trataba de confeccionar gorras, boinas o sombreros textiles o de fibra vegetal, pero extremadamente tóxica cuando se trataba de sombreros de piel pues esta era tratada con mercurio, que al ser inhalado por el artesano le provocaba la intoxicación crónica producida por ese metal conocida como hidrargirismo, causa de alteraciones fisiológicas y neurológicas severas irreversibles y finalmente mortales.

El Sombrerero, personaje de Alicia en el País de las Maravillas  inspirado en los afectados por hidrargirismo. Ilustración de John Tenniel.
Menos arriesgada que la confección de sombreros, la elaboración de gorras fue la actividad elegida por Manuel Roca cuando a finales del siglo XIX se estableció en el 25 de la calle del Mar, tomando el testigo que dejaba en el mismo número el taller de Carlos Díez Agost. Así nacía “Sombreros Roca”.

La firma se asentó en una zona de histórica tradición sombrerera. A finales del siglo XIX y principios del XX esa tradición perduraba y de esta forma eran varios los talleres y tiendas de sombrerería que se ubicaban en la zona de la antigua plaza de la Reina y sus aledaños, aunque estos negocios se repartían en buena medida por toda la ciudad.

La plaza de la Reina y su entorno en el Plano General de Valencia y sus Ensanches de 1894.
Aunque el emplazamiento elegido por Roca era sin duda acertado, no tanto por la tradición histórica de la actividad como por ser una zona céntrica y muy concurrida, para un negocio en expansión pronto surgiría la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos. La sociedad cambiaba y también sus élites dirigentes y la nueva burguesía industrial, comercial y financiera propició la creación de nuevos centros y sedes para el poder urbano que propiciaban una ruptura material y simbólica con los viejos tiempos. La ciudad se transformaba conforme a esta evolución y surgían nuevos espacios urbanos que a su vez se convertían en nuevos ejes del poder político y económico y pronto se convertirían en los escenarios principales de la vida urbana. En este contexto hay que situar la apertura en los primeros años del siglo XX de una nueva tienda de Sombreros Roca en la plaza de Emilio Castelar. Hacia 1914 la firma alcanzó su apogeo al abrir una nueva sede en el 142 de la calle de San Vicente, decisión que revelaba la voluntad de Manuel Roca de proyectar su negocio más allá de su primitiva sede. No mucho después el taller de gorras de la calle del Mar fue trasladado a la plaza de la Reina.

Fachada de Sombreros Roca. Detalle de la fotografía superior.
El negocio evolucionó con el tiempo: de la primitiva fábrica de gorras de la calle del Mar y sin abandonar su especialización en la fabricación y venta de artículos de sombrerería durante la segunda década del siglo XX se fue convirtiendo en una tienda de confecciones moda y artículos textiles diversos. Vinculado siempre a su propietario y fundador, Manuel Roca, a principios de los años treinta, reducido a la sede de la plaza de la Reina, ya estaba en manos de su viuda. No parece que el negocio sobreviviese a los avatares de esos agitados años o a los primeros años de la dura posguerra y su rastro se pierde en Valencia durante ese periodo.


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